El libro de Biología
La leyenda de terror que estoy a punto de contarles ocurrió
no hace mucho tiempo en una universidad cercana al lugar en donde vivo. Sucede
que era el inicio del año escolar y los alumnos de nuevo ingreso se estaban
acomodando en los dormitorios.
Lucía llegó temprano, pues quería tener sus cosas organizadas antes de que empezara el ajetreo de las clases. Tomó la cama del fondo, ya que estaba cerca de la ventana y si había una cosa que le gustaba, era sentarse a la luz de la luna a escribir poesía en sus ratos libres.
Como cuatro horas después, llegó Clara, quien obviamente se
convertiría en su compañera de habitación.
– Buenas tardes, mi nombre es Lucía, ¿tú debes ser Clara?
– Hola que tal.
Aquel escueto diálogo fue lo único que hablaron esas dos
chicas por lo menos durante la primera semana. Quienes las veían, enseguida
notaban que eran como el día y la noche, es decir, no tenían nada en común.
Sin embargo, durante el transcurso de los meses una amistad
comenzó a formarse entre ellas, sobre todo porque a Clara se le dificultaba la
materia de biología. Un día mientras estaban en una de esas clases, el Maestro
les recordó que la próxima semana tendrían que presentar su examen bimestral.
– ¡Se me olvidó por completo que la prueba es el próximo
jueves!
– ¿En serio Clara? Pero si las fechas de exámenes se pegaron
en el periódico mural hace más de una semana.
– Ay amiga, tú porque te detienes a leer cualquier cosa, yo
en cambio quiero asistir al baile de disfraces. Respondió la muchacha.
– ¿Cuál? ¿Acaso hablas del rodeo que va a organizar la
escuela?
– Sí, ahí va a estar Marcos, y presiento que es mi
oportunidad de hacerme su novia, pues acaba de romper con Karen.
– Te aconsejo que no vayas y mejor te quedes estudiando
conmigo. Si no pasas ese examen, tendrás que repetir el curso y estoy segura de
que a tus papás no les va a gustar para nada esa idea.
– Ellos ya les pediré perdón, pero no voy a desperdiciar la
oportunidad de estar con el hombre de mi vida.
– Como quieras, yo solo digo que debes de empezar a elegir
mejor tus prioridades.
– ¡Está bien! Me quedaré a estudiar. Refunfuñó Clara.
El día en que se celebraría el evento, en los pasillos de la
Universidad se podía ver a los alumnos que vestían trajes de vaqueros y se
disponían a acudir al auditorio para empezar con la fiesta.
No obstante, Lucía cerró la puerta de la habitación,
encendió la luz y tomó un gran alto de libros y empezó a estudiar.
Por su parte, Clara solamente se limitaba a hojear su
libreta de apuntes.
– Se la deben estar pasando fantástico, escuché que a las 10
de la noche iban a empezar a contar leyendas de terror con las luces apagadas.
Y con lo que a mi fascinan las historias de espantos y de fantasmas. Dijo
Clara.
– Puedes ir a la fiesta, siempre y cuando te aprendas los
fenotipos que van a venir en el examen.
– Uff, eso me hubieras dicho. Ahorita mismo me pongo a
memorizarlos.
Exactamente cuando el reloj marcaba las 10:45, su amiga le demostró a Lucía que ya se sabía al derecho y al revés la lección de biología, por lo cual podría asistir al compromiso social, sin temor a sacar una mala nota.
– Tal vez a la hora que vuelvas, yo ya esté dormida, pero en
la mañana me cuentas que tal te fue.
– Deséame suerte con Marcos.
– Mucha suerte amiga, aunque no la necesitas, pues eres muy
linda y agradable.
Clara pasó una de las mejores noches de su vida, no sólo
porque se hizo novia de la persona que amaba, sino también porque fue nombrada
la reina del baile.
Regresó a los dormitorios de la universidad cerca de las
tres de la mañana y antes de entrar al cuarto, se quitó los zapatos para no
hacer ruido. Con la luz de su teléfono se alumbró un poco y observó cómo su
amiga se había quedado dormida boca abajo con la cara entre las páginas de uno
de sus libros.
Creyó que lo mejor era no despertarla, ya que mejor sería
hacerlo por la mañana y así pedirle que le ayudara a repasar de nuevo la
lección.
Clara abrió los ojos en el momento en el que el primer rayo
de sol entró por la ventana. De un brinco se bajó de la cama y corrió a
despertar a su amiga quien seguía exactamente en la misma posición. Cuestión
que se le hizo raro, pues por lo regular Lucía dormía de lado.
– ¡Ya levántate floja, tienes que ayudarme a estudiar! Gritó
la joven.
Como no obtuvo respuesta, la sacudió del hombro fuertemente,
percatándose de que el cuerpo de su amiga estaba como un témpano de hielo.
Luego acercó una de sus manos hacia la cabeza de Lucía, sólo para sentir algo
húmedo y viscoso.
Levantó los ojos y casi se desmayó al ver que en una de las
paredes estaba escrita una oración con sangre:
“Tú también debiste de ir a la fiesta, pero preferiste
quedarte estudiando. Éste es el precio que tuviste que pagar”.
Como pudo Clara giró el cuerpo inerte de Lucia y vio como la
cara de su amiga estaba llena de heridas y golpes.
De su abdomen brotaban borbotones de sangre e inclusive se
llegaban a asomar algunas de sus vísceras.
La joven desconsolada se tiró al piso pataleando y rompiendo
llorar como una niña, hasta que sus lamentos fueron escuchados por uno de los
prefectos, quien al presenciar la escena dio aviso a las autoridades
universitarias, para que éstas a su vez llamaran a la policía.
Los detectives no pudieron encontrar a ningún sospechoso,
pues los interrogados dijeron que no notaron nada anormal esa noche. Las
cámaras de vigilancia tampoco registraron ninguna actividad extraña.
Esta leyenda de terror dio un giro de 180°, cuando uno de
los investigadores revisó el expediente médico de Clara y vio que había sido
internada en su adolescencia en una clínica psiquiátrica por problemas de
esquizofrenia y doble personalidad.
Además, en ese reporte constaba que dos de sus mascotas
habían sido asesinadas por ella con una navaja. Sin embargo, esas hipótesis no
pudieron ser probadas, ya que la chica se tiró de un puente a las dos semanas
del deceso de Lucía.
Entonces ella mató a su "amiga" x no ir a una fiesta
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