El Bosque Fantástico


Era una noche de sábado, y como de costumbre, fui de acampar en un bosque, con mis 3 amigos, al cual íbamos un sábado al mes (no daré ubicaciones precisas porque no tengo interés de revelar mi ubicación) todo iba como de costumbre; armamos el campamento, encendimos el fuego para conservar la batería de las linternas ya que, como todos los meses, no saldríamos del bosque hasta el próximo lunes.




El bosque era enorme, se extendía en unos 1000 kilómetros cuadrados y había que viajar por una carretera casi desconocida para llegar a él. Para no perder de vista la salida, solo acampábamos a unos 100 metros de la entrada, punto donde se encontraba un rio con un camino de rocas por el cual cruzar. Hemos explorado el bosque pasando el rio, pero nunca nos hemos alejado más de 500 metros del rio, ya que es muy fácil perderse. Esa noche luego de armar las dos tiendas (Una para mí y otro de mis amigos y la otra para mis otros dos amigos) decidimos dormir inmediatamente.

En algún momento de la noche un sonido punzante y una luz cegadora, me despertó abruptamente (Hoy creo que todo lo que pasa a continuación es producto de esta luz que vino de otro mundo a despertar al bosque en el momento en que mis amigos y, yo mismo acampábamos en el bosque). Desde ese momento hasta el momento en el que escribo esto, no tengo noción del tiempo, ni de mis amigos. Los teléfonos móviles y todo aparato electrónico dejaron de funcionar. Cuando el sonido y la luz se detuvieron, salí de la tienda en busca de mis amigos. Solo encontré su ropa en los alrededores, solo quedaba la tienda en la que yo me encontraba, además el terreno parecía haber cambiado, los arboles eran otros y si bien el río seguía allí, su disposición era diferente, se había agrandado, la corriente era ahora más fuerte y el camino de piedras se había esfumado.

También me percaté de que no había estrellas y a pesar de ser de noche, había una especie de espora resplandeciente en el aire, por lo que no tener linterna no fue problema, podía ver 15 metros delante de mi sin problema. Me decidí a volver por donde yo creía estaba la salida, no tarde en descubrir que ya no estaba, sin nada que perder seguí avanzando, luego de varios kilómetros el terreno cambio lentamente, como intentando disimular el proceso. Los arboles perdieron las hojas y pronto una especie de hongos se apoderaban de ellos lentamente hasta tomarlos completamente, apareció una niebla que limitaba aún más mi visión, traía consigo un olor a muerte y el césped se convirtió en un fango, húmedo, grisáceo y fétido, cubierto de micelio liberado por los enormes hongos. Bajo el cual habitaban gigantescas larvas.

Pronto la desesperación se apodero de mí, escuché voces y vi otras cosas (Que por falta de pruebas no quiero aseverar).

Pronto tuve la sensación de que pasaron días, pero la luna surcaba el cielo, abecés, salía y otras no, pero nunca desaparecía la penumbra. El cansancio era insostenible, pero la sensación de que algo me seguía me impidió dormir una sola hora. Aún más pronto el hambre me obligo a alimentarme de las larvas que habitaban en el fango, para matar a una tuve que hacer uso de uno de mis brazos, del peso de todo mi cuerpo y de mi cuchillo de caza (Ignoro si esto se debe a le debilidad que tenía en ese momento), su sabor era repugnante, pronto tuve que vomitar, pero con el tiempo infinito que tenía me acostumbre y luego de matar varios, logre digerir uno. La sed pude combatirla exprimiendo el fango que obtuve bajo el micelio que me rodeaba, este desprendía un líquido (Que no sabía a agua, ni parecía agua) este alivio mi sed.




Aun con mi supervivencia asegurada, luego de pasar mucho tiempo (Semanas, quizá meses) en el que me dormía involuntariamente y tenía pesadilla que me despertaban empapado en tanto sudor, que me veía obligado a ingerir más de ese líquido para poder re hidratarme. Decidí suicidarme. Tome mi cuchillo y me lo clave en mi ojo derecho. Lo que pasa a continuación puede ser tomado como una alucinación y no culpo a quien lo piense, pero en su momento yo también lo pensé, y le pedí a dios que termine con mi tortura, aunque ahora creo, que, si existe algún ser superior, no es dios y no nunca me ayudaría.

Desperté con todo el cuerpo enterrado bajo el fango a excepción de mi cabeza, me dolía la cabeza y estaba ciego de un ojo, pero no muerto. Mientras intentaba salir de la tierra, descubrí que una criatura me observaba. Me gustaría describirla con exactitud, pero ha pasado mucho tiempo desde el momento en que vi a la criatura y el momento en que escribo esto, aun así intentare ser preciso. Su figura era la de una persona desnutrida y con varias heridas, que ha una persona normal la habrían matado, hongos crecían de sus heridas y parecían comérselo. Su piel era totalmente blanca, tal como la de un cuerpo en descomposición y carecía de cabello alguno. Estaba desnudo, y carecía de genitales. Luego de un tiempo incalculable de observar a la criatura con cautela, pregunté:
-¿Quién eres?
Con una pronunciación extraña, como de no dominar el español respondió.
-El bosque.
No me importo no entender lo que me decía, no me interesaba como podía ser que el fuera bosque, solo me interesaba salir y entonces, volví a preguntar.
-¿Cómo salgo de aquí?
Rio, escupió un trozo de carne que se desprendía de su garganta por el desuso, y dijo.
-¿Salir? Te comes a mis animales, quemas mi madera, meas en mis árboles, duermes en mi bosque, y tu ¿Quieres salir?
Veras lo que le hare a la humanidad en carne propia. No te permitiré morir, vivirás más que cualquier humano, y con los siglos te comeré hasta que ya no seas una persona, como me comeré a este planeta, como me comí a tantos otros. Y cuando me aburra de ti formaras parte del bosque, yacerás eternamente en él, mientras se expande alrededor de todo el mundo. Y cuando acabe con todo aquí, podré dormir en paz devuelta. Ignoro que me despertó, pero se lo agradezco, porque ahora tomare este planeta que es mío, de la misma forma que ahora tu eres mío.

Y se fue... me desmaye, me desperté, salí y me percaté de que no mentía, ya estaban creciendo hongos desde la cuenca de mi ojo derecho, trate de sacármelos, pero solo aceleraba su crecimiento. Han pasado muchos años. Debo de haber buscado por lo menos por una década, y lo encontré, el río del que vengo, mi memoria y mis actitudes cambian, sé que si me dejo llevar por el río, tal vez pudiera salir, pero ya no tengo deseos de irme. Todo lo que me queda de humano se está separando de mi lentamente, y escribo esto porque siento que le debo algo a lo que fui y ahora solo tengo deseos de ser parte de El Bosque. Depositare este relato en una botella que encontré cerca de lo que alguna vez fue mi campamento y me dispondré a soltarlo en el río, y si alguien lo encuentra, solo puedo decir, esforzándome en pensar como un humano, que vivan con plenitud y que no se acerquen a ningún organismo del Reino Fungí y especialmente de la especie Armilaria.

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